Nuestro espacio interior

Dicho y hecho

Que haya algo para decir supone, además de ideas (buenas, malas o regulares), la existencia de alguna fe en que lo dicho será escuchado –o leído- por alguien más. Como no hacen falta normas sociales para el habitante solitario de una isla, tampoco nacen plataformas de expresión en la soledad y el aislamiento. El primer número de “DIXI (He dicho)” fue publicado en marzo de 2002, en una coyuntura económica y política caracterizada por el escepticismo, el dolor y el desencanto. Detrás de DIXI había, sin embargo, un grupo de jóvenes universitarias veinteañeras –sí, sobre todo mujeres- con la mirada y la determinación puestas en descubrir y destacar los hechos culturales con epicentro en Tucumán. Esa infinidad de manifestaciones –de naturaleza incesante aún durante los peores tramos de la última gran crisis nacional- fue la materia viva a partir de la cual DIXI aglutinó el decir de más de 70 colaboradores durante todos estos números y años.

Para decir lo dicho –que no es tanto- hubo primero que vencer la tentación de caer en la comodidad del aplastamiento, en la convicción malsana de que no hay nada por hacer. Aunque suene a sueño de idealistas, fue esa sensibilidad y no otra la que autorizó y sostiene el proyecto de DIXI. En ese espacio gratuito bimensual, trimestral, a veces también semestral; en blanco y negro siempre -hasta en el carnaval de Internet-; han deambulado alegremente los textos de colaboradores de todas las disciplinas, edades e ideologías. DIXI ha huido del sectarismo para buscar al universo de los lectores, con la intuición de que vale la pena luchar por ese encuentro relevante y productivo. Y, por instantes, parece que DIXI ha logrado entusiasmar a todas las partes que intervienen y confluyen en un texto, desde que es elaborado hasta que, por azar o voluntad, alguien se adueña felizmente de él mediante el acto posesorio de la lectura.



Cronómetro existencial

Diciembre de 2001: Corralito financiero y desesperación. En Tucumán muere una veintena de niños como consecuencia de la desnutrición.

“La crisis argentina de 2001 trajo dolor y desquicio social pero también trajo conciencia. A las fundadoras de DIXI nos agarró en el último año de la carrera de Derecho de una universidad pública desarticulada e impotente. Fue el final definitivo de la puerilidad: había que hacer algo y con urgencia. En ese caldo social –de fondo sonaban las cacerolas de los vecinos al son del reclamo ‘que se vayan todos’- nació DIXI (He dicho), con la pretensión de convertirse en una revista cultural de frontera para una sociedad desconfiada y escéptica”
(Irene Bews, coordinadora de DIXI desde 2002)

Marzo de 2002: DIXI imprime su primer número. La histórica tapa presenta un juego de palabras cruzadas. La publicación en blanco y negro se distribuye gratuitamente en Tucumán. Ese mismo año aparecen seis ediciones más. El grupo Cabezas Cuadradas ofrece su colaboración para construir el portal oficial de la revista.

Diciembre de 2003: El número IX cierra un segundo año difícil para la revista, que sufre las consecuencias del relevo interno. La determinación y el afecto del público salva a DIXI de una desaparición prematura.

Marzo de 2004: Primer cambio de diseño. La nueva estética mejora el estilo original mientras que amplía el tamaño de la publicación. DIXI X trae esas y otras novedades. En noviembre, la revista acomete una decisiva reestructura del área comercial.

Marzo de 2005: Segundo cambio de diseño. DIXI adopta un perfil más dinámico. La fotografía comienza a desempeñar un rol más activo, decisión editorial que queda reflejada en el número XIV.

Abril de 2006: El proyecto celebra los cinco años con el número XIX. La nota de tapa de aquella revista hace referencia al oficio de anticuario.

Julio de 2007: DIXI festeja los 25 números con una edición especial: “GranDIXIma”. Un grupo de colaboradores escribe sobre los tucumanos imprescindibles, texto que, después, son reunidos en un “dossier”. El siguiente número, en agosto, abre un intervalo de ausencia hasta diciembre de 2009.

Lexicalizados

Una publicación llama a otra. El que ha incurrido en la locura de la revista propia sabe que la adicción no tiene límites. El aprendizaje del oficio de editor conlleva la necesidad de incurrir en aventuras nuevas. La experiencia exige renovar el entusiasmo al tiempo que anima a enfrentar desafíos más complejos. Cuando DIXI llegó a cierta madurez –por ejemplo, al número XX-, el equipo estaba listo para proyectar su filosofía en el desarrollo de otros productos editoriales.
INFANTIS, una publicación de entretenimiento cultural para niños, fue una consecuencia de esa curiosidad profesional. Este proyecto es hijo de DIXI desde el punto de vista del contenido, producción y gestión. Una revista que intenta llenar el vacío de propuestas locales para chicos, creada para reflejar la realidad mediante cuentos, crónicas, entrevistas, actividades manuales y juegos. El objetivo es estimular el aprendizaje mediante la interacción y el pensamiento. Una misión que la publicación desarrolla a partir de las historias de tres entrañables personajes: Bautista, Angelina y Juan.



En su afán innovador, la columna vertebral de DIXI (He dicho) ha sentado las bases para desarrollar un laboratorio de trabajo bautizado con el nombre de Léxico en 2007. Este espacio amplía las posibilidades originales del emprendimiento, al poner al servicio de terceros la mecánica y los valores de sus dos publicaciones insignias. Este laboratorio procura que los experimentos editoriales tengan un equilibrio entre la estética y el sentido, que la palabra no quede desamparada en beneficio de la imagen, que todos los recursos estén a disposición de los lectores y las lecturas. El intercambio de calidad entre disciplinas (arte, diseño, fotografía, periodismo, administración) provee la materia prima y la metodología para fabricar ese contenido creativo.